Ilustración de Diego Armando Maradona by Rivaherrera

Ilustración de Diego Armando Maradona by Rivaherrera

El gol que sedujo a una nación

Una aura de misticismo envuelve a Escocia, tierra dada a construir héroes y relatar mitos. Su clima gélido, los acantilados que escarpan sus costas y los castillos que salpican sus interminables praderas le conceden un aire enigmático que también caracteriza a sus habitantes. Gente aparentemente fría, distante incluso, pero que en el momento en que accede a un graderío y ve rodar una pelota se transforma en un volcán en erupción. Porque en Escocia, pese a que deportes como el golf, el rugby o el críquet dominen las retransmisiones, también existe una profunda devoción por el fútbol. Por eso no es extraño caminar por las grises calles de Glasgow y ver infinidad de supportersluciendo camisetas del Rangers o vestigios del macro homenaje que recibió hace dos años Jimmy Johnstone, figura legendaria del Celtic, tras su fallecimiento.

Hoy es un día histórico para el fútbol escocés. Y para Maradona. El aterrizaje de El Pelusaal frente de la selección argentina para disputar un partido amistoso ha revolucionado la ciudad, aunque también se trata de una cita muy emotiva para él. El encuentro frente a Escocia supone la culminación de uno de sus grandes sueños: sentarse en el banquillo de la albiceleste. Pero además, Hampden Park, el vetusto estadio en el que va a disputarse el choque, fue el escenario en el que Diego logró su primer gol con la camiseta de Argentina el 2 de junio de 1979. Una fecha grabada a fuego en la mente de Maradona, que con tan sólo dieciocho años consiguió que los bramidos de los enfervorizados seguidores escoceses se convirtiesen en aplausos y que jaleasen al combinado argentino tras el pitido final.

La selección suramericana, dirigida por César Luis Menotti, afrontaba el último encuentro de una gira europea que previamente la había enfrentado a Holanda, Italia e Irlanda. Los robustos defensores locales amenazaban con sus tarascadas los tobillos de un joven imberbe que llevaba el balón cosido a su bota izquierda y sorteaba rivales con una facilidad abrumadora. En el minuto setenta de partido, Maradona tomó el esférico en la banda derecha, lo orientó hacia el centro con un golpe de cadera y se internó en el área. Allí burló al último zaguero, pero la pelota se le marchó ligeramente hacia la línea de fondo. Cuando todo el mundo esperaba un centro forzado, incluido el meta Rouge, El Pelusase sacó de la chistera un disparo que envió el balón directamente a las mallas.

Diego tumba a un gigante

Argentina venció aquel partido por 1-3. Luque, autor de los otros dos tantos contra Escocia, recuerda con emoción el partido. «El día anterior, en el hotel, le dije a Diego que me tenía que ayudar a hacer goles porque yo era un nueve pescador: siempre estaba con la cañita. Entonces lo apoyé y le dije que la íbamos a romper». Y así fue. «Jugamos un fútbol total, impresionante», cuenta el ex de River, que recuerda lo que le dijo a Maradona cuando marcó. «Nene, muy lindo lo que hiciste, pero la próxima es centro atrás». Ese día, Diego se ganó a toda una nación. Sin embargo, siete años más tarde, en 1986, el amor que le profesaban los hinchas escoceses alcanzó el delirio cuando Maradona sacó los colores a Inglaterra, toda una potencia futbolística mundial, en el campeonato del mundo celebrado en México.

Escocia rememora de una manera especial la picardía de Maradona, que con la mano de Diosen primera instancia y una cabalgada antológica en los compases finales derribó al presuntuoso cuadro inglés. Uno de los damnificados fue Terry Butcher, testigo directo del escarnio producido por su adversario y que hoy desempeña la función de ayudante técnico del seleccionador escocés. Para Butcher, en su día un central de juego rústico, el partido de esta noche no es un envite más. El ex internacional de los prossnunca perdonará a Diego haber destruido el sueño de Inglaterra de ganar un Mundial y ha asegurado que no saludará a El Pelusaen Hampden. Maradona, que no se arruga ante nada, ni ante nadie, le ha replicado. «No me interesa darle la mano a Terry Butcher. Yo estoy bien con la gente que tengo que estar bien. No sé por qué no me quiere dar la mano. Yo le dejo que haga su vida y yo hago la mía. No me muero y duermo igual si Butcher no me da la mano».

Los trapos sucios de Inglaterra

Inmerso en su papel de técnico, Diego ha reaccionado a las palabras de El Carnicero(así se le conoce a Butcher por su apellido y su entrega sobre el campo) con su habitual rebeldía. «Yo le voy a recordar que Inglaterra venció una final contra Alemania (en 1966, cuando ganó en la prórroga el Mundial al equipo germano con un tanto fantasma) con un gol que no fue, que lo vimos todos y nadie dijo nada. La historia no se cambió. Butcher no me puede juzgar de ninguna manera». A sus 48 años, El Pelusaregresa a Glasgow. A las puertas del hotel en el que descansa Argentina, todavía hay algunos aficionados que muestran fotografías de sus goles a Inglaterra. «Gracias Diego, sos Dios», reza una de los retratos. En Escocia, territorio simbólico para él, siempre será bien recibido.

ALEJANDRO CIRIZA   ilustracion, caricatura de diego armando maradona el pelusa d10s. ilustrador caricaturista Carlos Rivaherrera

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Ilustración de Barak Obama by Rivaherrera

«Si todavía queda alguien por ahí que aún duda de que Estados Unidos es un lugar donde todo es posible, quien todavía se pregunta si el sueño de nuestros fundadores sigue vivo en nuestros tiempos, quien todavía cuestiona la fuerza de nuestra democracia, esta noche es su respuesta….»

Discurso completo de Barak Obama tras ser elegido presidente de Estados Unidos

http://www.elpais.com/articulo/internacional/discurso/victoria/Obama/elpepuint/20081105elpepuint_10/Tes

 ilustracion, caricatura de barak obama ilustrador caricaturista Carlos Rivaherrera

 

Ilustración de Lewis Hamilton by Rivaherrera 

Su llegada al Mundial de F-1 fue explosiva y en su segundo año consiguió lo que muchos no han logrado en toda su carrera: el título mundial. Lewis Hamilton es de otra pasta. Es uno de aquellos prodigios que aparecen en el mundo del deporte muy de vez en cuando, pero que se convierten en auténticos ídolos a medida que van confirmando las posibilidades que atesoran. Ha sido una bendición para los británicos, creadores de tantos deportes en los que ya no consiguen brillar y necesitados de algunas grandes estrellas. Hamilton fue un referente desde que entró en el mundo de la F-1 de la mano de Ron Dennis en marzo de 2007. Aunque su excelente campaña en la GP2 le auguraba un futuro brillante, ni los más optimistas podían imaginar que sería capaz de realizar las proezas que logró en su primer año como piloto oficial de McLaren.

Nadie, y el que menos Fernando Alonso, su compañero de equipo aquella temporada, podían imaginar una explosión similar. El doble campeón mundial fue sorprendido ya en la primera carrera, en Australia, cuando en la salida el británico le adelantó. Aunque a partir de aquel momento la relación entre los dos pilotos se fue deteriorando, Hamilton soportó la presión de forma admirable hasta el punto de que se convirtió rápidamente en el primer debutante que lograba tres podios consecutivos. Y fue capaz de elevar esa cifra hasta la novena carrera. Para entonces era ya el único piloto de la historia de la F-1 -exceptuando el primer año de existencia de la competición- que había sido líder del campeonato en el año de su debut.

Lo más grande fue que se mantuvo en el liderato y llegó a tener 17 puntos de ventaja sobre Raikkonen y 12 sobre Alonso a falta de dos carreras para la conclusión. Llegó a la última carrera, en Brasil, con siete de ventaja sobre Raikkonen y con cuatro sobre Alonso. Y allí sufrió una de sus principales decepciones. Su mentalidad agresiva e indomable le traicionó. Se obsesionó con superar a Alonso y lo perdió todo. Fue un pecado de juventud por el que tampoco había que condenarle. Visto desde un prisma positivo, lo que habría que valorar es que, con la presión que debió soportar durante toda la temporada en el seno de su propio equipo y luchando contra un doble campeón mundial, hubiera llegado tan lejos.

Sus estadísticas fueron reveladoras: cuatro victorias, 12 podios, seis pole. Pero lo más importante fue que su fuerza mental no se quebró con los desastres que vivió en China (su coche se quedó encallado en la gravilla en la línea de box, tras salirse a 80 km/h) y en Brasil, donde perdió un título que tenía en el bolsillo. Recibió palos de toda la prensa de su propio país. Pero él sobrevivió. Y cuando empezó la temporada 2008 volvía a estar dispuesto para ganar el título. Con errores de peso, como el de Canadá, donde embistió por detrás Raikkonen cuando éste esperaba el semáforo verde en la salida del pit lane, el de Francia o el de Spa -fue sancionado con un drive through por adelantar en una chicane-. Pero también demostrando un nivel de pilotaje excepcional, especialmente en lluvia, que ofrecía un espectáculo del que hacía algunos años carecía la F-1. Hoy, con dos años de experiencia, sus estadísticas son inigualables: es el campeón mundial más joven de la historia (23 años y 299 días), lleva 9 victorias, 22 podios, 13 poles positions y ha estado en cabeza 615 vueltas. Sin embargo, hay un dato escalofriante: en las 35 carreras que lleva disputadas sólo ha sufrido dos abandonos (China 2007 y Canadá 2008). Su porcentaje de abandonos es del 6% y no hay ningún piloto en la historia de la F-1 que sea capaz de igualar esta cifra.

MANEL SERRAS    ilustracion, caricatura de lewis hamilton ilustrador caricaturista Carlos Rivaherrera